Síndrome de Down y el difícil camino hacia la inclusión.

Por Ximena Font 

“Basta verte para dudarlo todo, sentirlo todo, entenderlo todo.”  

- José Meyer Ibarra

Este poema lo escribió un buen amigo y describe a la perfección el primer momento en el que tuve a Paula en mis brazos. Un cúmulo de emociones se apoderó de mí: un amor incomparable, un miedo irracional y una paz enorme de sentirla y verla conmigo.

Al recibir un diagnóstico prenatal empieza un duelo, tener que dejar ir lo que pensaste que sería tu maternidad nunca va a ser algo fácil. Aunque en ese momento empiezan también los aprendizajes. Mi primer aprendizaje fue entender que no puedo tener el control de todo, cosa que me costó mucho trabajo. El siguiente fue decidir de qué manera lo iba a afrontar: podía tomar el papel de víctima y lamentarme por no tener la vida que soñé o podía poner mi mejor cara y sacar lo mejor de la situación. Con la compañía y apoyo de mi esposo decidimos inclinarnos por la segunda opción. Decidimos dejarnos sorprender por todo lo que esta pequeñita traía para nosotros, y vaya que nos ha sorprendido.

No puedo decir que todo ha sido miel sobre hojuelas pero definitivamente todo ha valido la pena y con el gran apoyo de la familia y amigos, hoy no lo cambiaría por nada en el mundo.

Hoy puedo decir que lo entiendo todo, el síndrome de Down no define a la persona, es la condición genética con la que nace. No es una persona Down, es una persona. La discapacidad no es la esencia de la persona, no la define, es solo algo con lo que tiene que vivir. 

Si te acaban de dar el diagnóstico de tu bebé date la oportunidad de sentirlo todo, el miedo, la incertidumbre, el agobio, pero sobre todo el amor y con ese amor estoy segura de que lo harás increíble.