Hay días en que las mamás no tenemos ganas de jugar

Por Sandy Bleiberg

 Sandy Bleiberg es mamá de dos niños, directora editorial de Naranxadul y apasionada de la escritura y de las buenas historias.

 Puedes seguir a Sandra en instagram en @sandybleiberg y en @naranxadul 

Sucede, de repente, que a las mamás nos llega un día en que se nos llena de nubes el pecho, de relámpagos la cabeza y de agua la garganta.

Sucede, amor mío, que aunque subas todas las escaleras para traerme hasta mi cuarto, la caja pesadísima llena de animales y dinosaurios para que juegue contigo los huecos que hoy mi corazón tiene no me dejarán sentarme a jugar como cada tarde.

Mañana volveremos a jugar a los sustos, atacarnos de risa y a escribirnos letras en la espalda con los dedos.

Pero hoy mamá necesita liberar toda esa agua que las nubes del pecho han vuelto tormenta.

Sucede que eso que hoy causa estas nubes nada, –escúchalo bien, nada tiene que ver contigo, y aunque tus manos en mi cara y escuchar tu vocecita, ayuda mucho. Es una tormenta que mamá está cruzando sola.

Sucede que tú eres pequeño y te rehúsas a salirte de la tina o haces berrinches porque no quieres comer lo que preparé, porque eso es justamente lo que hacen los niños pequeños.

Sucede que en el caos de la tormenta yo extravío la paciencia, se me vuela con el viento, me desesperó y te grito, porque en ese momento los relámpagos en mi cabeza están en su punto más alto.

Entonces, llena de culpa, me agacho para mirar tus ojos llenos de lágrimas y nuestras tormentas se unen.

–Cuando nos llora el alma es importante permitirnos sentir el dolor, –te digo en un abrazo.

Frenar un rato, sacar la cara y sentir la tormenta en nuestro cuerpo hasta que pase.

Nombrarla y tocarla, no buscar distracciones para taparla.

-Perdóname mi niño, es solo un mal día, tus ojos son las estrellas que despejan mis nubes.

Intentémoslo de nuevo mañana. Tú y yo. Mañana Ya sin nubes.

 


1 comentario


  • Adriana Nájera

    Increiblemente bien contado de forma linda, todos perdemos la paciencia, nos cansamos, nos fastidiamos, pero verlos crecer es un milagro y explicarles el porqué reaccionamos a veces como ellos no lo esperan es importante.


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